sábado, 18 de octubre de 2008

A MAGDALENA


Prima de la rosa,

valle de pulpa,

ardiente llamarada.

El grito subterráneo

hace huir los pájaros,

los truenos de la tormenta

electrizan al caballo.

Yo sólo quiero tu voz

de océano blanco,

tus pies desnudos

para sentirme en la arena.

Hasta que pase el otoño,

huya todo el frío

con tu ternura.

Caigan todas las hojas

con tu cintura de oro.

Yo sólo quiero

la sinceridad del viento,

que embriaguen todas las cortinas

con el licor de tu pelo.

Y me despiertes en la mañana,

para levantarme

e ir contigo a la pradera,

con el sol radiante

y abundantes corolas,

juntos de la mano.


(BENJAMÍN LORCA)