
Se empezaba ha acostar el sol,
y los nardos entreabrían
cierta melancolía...
Caminaba, caminaba.
No dejaba de caminar.
Llegando al fondo del sendero
sin más que las huellas
de mis heridas...
(Quién me acompañara?)
(Benjamín Lorca.)
y los nardos entreabrían
cierta melancolía...
Caminaba, caminaba.
No dejaba de caminar.
Llegando al fondo del sendero
sin más que las huellas
de mis heridas...
(Quién me acompañara?)
(Benjamín Lorca.)